EL MONO Y LA OGRESA #fustrada #leyenda #tibet
Una vez, un mono santo se dirigió al Himalaya para disfrutar a solas del éxtasis de la meditación profunda. La belleza de su personalidad cautivó a la diablesa de una roca, cuyos intentos por seducirlo no lograron debilitar el voto de castidad del mono, y la diablesa padeció las penas del amor no correspondido. Pero cuando uno de estos seres está frustrado y enfadado representa un gran peligro para el mundo, y el mono lo sabía. Por eso, comprendiendo sus sufrimientos, acabó por ceder a sus ruegos y al cabo del tiempo, de su unión nacieron seis hijos y, de ellos desciende toda la población del Tibet. Ambos, como deidades protectoras del Tibet, vigilan a sus descendientes desde entonces, sobre todo Avalokiteshvara (que se manifiesta en la forma del Dalai Lama) en la forma de mono y la diosa sGrol-ma en la de la ogresa de una roca.