Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como PUERTO RICO

Translate

LA MENSAJERA DE LA MUERTE #Leyenda #PuertoRico #premonición #testamento #paz

Imagen
Corría el año 1620 y era Sumo Pontífice de Roma Pablo V, que nombró obispo de Puerto Rico a un santo clérigo, abad de Jamaica, llamado Bernardo de Balbuena.  El nuevo obispo se trasladó a Santo Domingo, para que le consagrara el obispo fray Pedro de Oviedo.  Acabados los solemnes oficios de la consagración, solicitó verle la superiora del convento de las Carmelitas, y el nuevo obispo no se hizo rogar, recibiendo en el acto a la priora.  Esta refirió al prelado que una religiosa de su convento, sor Ángela de la Cruz, había tenido una rara visión en sueños, que, refiriéndose a la persona del prelado, se creía en el deber de comunicárselo.   Había visto la hermana Ángela una paloma blanca posada en la cornisa de la bóveda de la catedral de Puerto Rico y al santo obispo difunto en un ataúd, viniendo después la paloma a posarse sobre él.  Su ilustrísima escuchó la relación de la priora muy sereno y le dio las gracias por el relato, que no le conmovió, pues estaba en todo momento p

EL HADA DEL NARANJAL #Leyenda #PuertoRico #promesa #tristeza #felicidad

Imagen
Imagen de  rozeroodart  en  Pixabay   Hacia mediados del pasado siglo vino a fijar su residencia en la isla un joven inglés llamado Kroctrig.  Plantó aquí un ingenio de azúcar y pronto se vio en posesión de una gran fortuna. Pensó invertir parte de su dinero en conocer mundo, y así lo hizo.  En uno de sus viajes por Europa conoció en París a una joven artista inglesa, llamada Eduarda.  Pronto quedó prendado de ella, sobre todo del destello de sus profundos ojos azules, combinado con su piel blanca y oscuro cabello. La vio por primera vez actuando en uno de los principales teatros de París, donde tocó tan maravillosamente el arpa, que desde ese momento sintió por ella un amor fuerte y apasionado.  Pronto había de demostrarle sus sentimientos, y tras verla escasas veces, pidió su mano.  Celebraron el matrimonio y vinieron a vivir a la pequeña Antilla. La felicidad que le proporcionaba su nueva vida, opulenta y señorial, hacia que Eduarda se encontrase más hermosa que nunca.  T