" LEYENDAS DE ESPAÑA Y DEL MUNDO"

Marduk (ternero del sol), hijo de Ea (dios del agua), al principio fue una deidad agrícola que paso gradualmente a abarcar la luna, la lluvia, la justicia, la sabiduría y las batallas. En el mito babilónico de la creación, las aguas saladas de la tierra adoptan la forma de una dragona llamada Tiamat, que estaba muy resentida por el poder de los demás dioses del panteón y juró destruirlos.  Reunió un impresionante ejército de monstruos y enfrentó uno tras otro a los grandes dioses. Ninguno aceptó sus desafíos. La asamblea divina eligió por unanimidad a Marduk como rey y paladín.  Le concedió poderes para  promover y degradar dioses, la soberanía de todos los templos, el mando absoluto en el campo de batalla y autoridad para perdonar a los enemigos capturados o para asesinarlos....siempre y cuando matase a Tiamat. Provisto de arco y flechas, maza y una red con la que atrapar a la dragona, Markuk envió el rayo como  avanzadilla, se cubrió de luz llameante y

Adapa era sacerdote de Ea, dios del agua, la sabiduría y la magia, que le enseñó cuanto sabía.  Un día Adapa salió a pescar al golfo Pérsico y el viento del sur volcó su embarcación.  Encolerizado, maldijo tan eficazmente al viento del sur que le partió las alas.  Alarmado por el hecho de que un simple mortal fuera tan poderoso, Anu -dios del cielo- convocó a Adapa en su presencia. Ea sabía que si Adapa iba al cielo, probablemente se quedaría, y entonces perdería los servicios de su fiel sacerdote, de modo que elaboró un plan para garantizar el retorno de Adapa.  Ea lo vistió de luto y le advirtió explícitamente que rechazara todo alimento que le ofreciesen. A su llegada a los cielos, Adapa fue recibido por Tammuz, dios que moría y renacía periódicamente.  Cuando el dios le preguntó por qué estaba de luto, Adapa respondió a que se debía a que lamentaba que Tammuz abandonase la tierra.  Esa respuesta satisfizo a Tammuz que habló a favor de Adapa ante Anu.