" LEYENDAS DE ESPAÑA Y DEL MUNDO"

Imagen de  Jörg Peter  en  Pixabay Rewal, el hijo del rey Reva, gobernaba el reino de Mandi. Tenía pocos enemigos. El que le causaba mayor dolor era Yaksha, que vivía en el oscuro bosque, Naina Dhar. Yaksha causó muchos problemas a Rewal, entre ellos arrastrarlo a batallas. Desgraciadamente, por miedo, Rewal perdió su reino en manos de Yaksha. Entonces se convirtió en un vagabundo errante y, gracias a la meditación, vivió durante mucho tiempo, deambulando de un sitio a otro. El gugú sil Gobind Singh (1675-1708), décimo y último gurú llegó a Mandi al mismo tiempo que el raja Ajmer Chand del reino de Bilaspur, se estaba instalando en el lugar, en algún momento del siglo XVII. En esta ocasión todos los rajás de los 22 estados que ocupaban las colinas colindantes, desde Garwal hasta Chamba, se reunieron. Dado el temor que sentían por la tiranía del emperador musulmán, decidieron reunirse con el gurú Gobind Singh. El gran gurú estableció la orden sij, la Khalsa, form

Imagen de  Tanuj Handa  en  Pixabay Hanuman supo por Sampati, el hermano del rey de los buitres, que Sita había sido conducida a la lejana isla de Lanka, a cien leguas al sur por el océano. Como hijo de Vayu, el  dios del viento, Hanuman decidió utilizar sus poderes para saltar sobre el mar.  Llenó sus pulmones con el viento marino y con un poderoso bufido, se subió a la cima de una montaña. Desde allí, adoptando una forma gigantesca, dio un salto en el aire y voló por encima del mar como una flecha.  Pero su trayectoria aérea se vio obstaculizada por los demonios femeninos.  Surasa abrió sus enormes mandíbulas para atraparlo, y él, entonces, se encogió rápidamente hasta hacerse muy pequeño y entró y salió de aquella inmensa boca abierta antes de que el monstruo lograra cerrarla. Luego Sinhika, en forma de dragón, cogió su sombra y quiso devorarlo, pero Hanuman la hirió y le dio muerte, siguiendo su camino a la isla.  Llegó de noche y transformándose en un gato, se introdu

Imagen de  arun yadav  en  Pixabay Shiva llevaba muchos años fuera de casa y Parvati se sentía sola y aburrida. Decidió hacerse un niño con el que entretenerse y así modeló con arcilla un muchacho regordete, al que llamó Ganesha. Un día, se disponía a bañarse en la piscina y encargó a Ganesha que nadie la molestara. En aquel momento llegó Shiva y se puso a buscar a su esposa. Pero el chico, que no lo reconoció, le impidió pasar. Shiva, enfurecido, desenvainó la espada y le cortó la cabeza, que salió disparada al espacio. Parvati, con una pena infinita, se arrojó al suelo gritando y llorando. Para calmarla, Shiva envió mil duendes, demonios y diablillos a buscar la cabeza de un niño. Buscaron durante toda la noche, pero todas las criaturas que hallaron dormían con el rostro vuelto hacia el de sus madres y les faltó valor para cortarles la cabeza. Por fin, encontraron un cachorro de elefante que dormía de espaldas a la madre para evitar que sus trompas se enredaran. Inmediatam

Imagen de  Satya Tiwari  en  Pixabay Los Ashvins, eran gemelos divinos, conocidos por su gran belleza y por los conocimientos tan profundos que tenían de medicina.  Al principio, les fue denegada una plaza entre los dioses, debido a su origen tan humilde; pero el rishi Chyavana, que recibió de ellos la juventud perpetua, consiguió que Indra les concediese una plaza entre los dioses y que participasen en los sacrificios.  Así es como se cuenta la forma en que Chyavana recuperó la juventud eterna. El anciano rishi, tenía  una bellísima esposa llamada Sukanya, cuyo nombre quiere decir "hermosa doncella".  Un día ocurrió que los gemelos Ashvins la vieron mientras se estaba bañando en el río Jamna, y, emocionados por tanta belleza, se le acercaron y le dijeron: -¡Oh hermosa doncella!, ¿de quién eres hija y qué es lo que haces aquí, en los bosques? -Sabed que soy la hija de Saryati y la esposa de Chyavana -les contestó, toda azorada. Los gemelos, extrañados de que

Imagen de  Kant Smith  en  Pixabay Mahadeva se hallaba un día en las montañas sagradas del Himalaya, sumido en la meditación de abstractos problemas. A su alrededor los árboles fructificaban, los espíritus y los animales eran felices y el suelo estaba cubierto de flores. El poderoso dios estaba sentado en una especie de trono manufacturado de flores celestiales, que emanaban un fulgor especial, iluminando de esta manera todo el ambiente con una luz suave. El perfume de sándalo y el sonido de música celestial llegaba a los sentidos como un bálsamo en aquel lugar de silencio y solicitud. Cuentan que estaban presentes con él todas las estaciones; es decir, un ejemplar de cada animal y de cada flor, sentados a su alrededor, lcon la inteligencia fija en yogi concentración. Mahadeva llevaba como prenda de vestir la piel de un tigre y por encima de sus hombros la piel de un león. Su hilo sagrado era una serpiente terrible. Su barba era verde; su pelo largo, que llegaba al suelo, es

Imagen de  Enrique  en  Pixabay En la antigüedad, dioses y demonios lucharon, y al morir los demonios el dios Shiva los revivió con una poción mágica. Los otros dioses pidieron consejo a Brahma. Él dijo: " Haced las paces con los demonios y agitad el océano para obtener el néctar de la inmortalidad, pedid ayuda a Vishnú. Usad el monte Meru como vara para remover, y la serpiente Vasuki como la cuerda enrollada en la vara". Dioses y demonios fueron al océano y juntos agarraron el monte y lo hicieron girar durante cien años divinos. Los animales y las plantas cayeron al océano, espesaron sus aguas y se produjo vino. La fricción de los árboles con la montaña provocó fuego, que obligó a salir a los demás animales. El océano se convirtió en leche y de él salió cristalina mantequilla. Del océano emergieron diversos dioses sosteniendo objetos preciosos y, después, brotaron fuego y serpientes. Durante la agitación se creó el temible veneno Kalakuta, que envolvió el un

Imagen de  Gaurav yadav  en  Pixabay Shiva, a menudo llamado Rudra en la mitología hindú, está relacionado con la destrucción, el inconformismo y las prácticas ascéticas. Rudra nació como consecuencia de la furia de Brahma por su incapacidad para crear. Brahma entró a Gauri en condición de esposa a Rudra, y le prohibió realizar cualquier clase de práctica ascética. Rudra se negó a obedecer y se zambulló en el agua.   Brahma recuperó a Gauri y engendró siete hijos con la mente, incluido Daksa, con el objetivo de que, a su vez, esa progenie fuera creadora. Después Brahma ofreció a Gauri como hija a Daksa, quien se regocijó y llevó a cabo con entusiasmo el sacrificio supremo para complacer con ello a Brahma. Transcurridos 10.000 años, Rudra salió de las aguas con el deseo de crear el universo y los dioses, pero vio que el mundo ya había sido creado como resultado del sacrificio de Daksa. Cegado por la ira, Rudra destruyó con violencia el sacrificio de Daksa. Al final lo res

Imagen de  Sanjeev Rohilla  en  Pixabay Ganesha ha sido uno de los dioses hindúes más importantes durante los últimos mil años, sobre todo, porque es el dios que crea y retira obstáculos. Muchos mitos nos muestran a devotos que lo adoran por haberlos librado de obstáculos, mientras que otros mitos demuestran que su adoración involuntaria también genera resultados positivos. En la ciudad de Jamba vivía un guerrero llamado Sulabha que constantemente entonaba cánticos de oración al dios Ganesha. La esposa de Sulabha, Samudra, era virtuosa y bella. Un día apareció un mendigo brahmin muy pobre llamado Madhusudana. Sulabba le hizo una reverencia, pero se burló de él, y éste le condenó a convertirse en un buey que tirase de un arado. Samudra condenó al brahmín a convertirse en asno. El mendigo la condenó a ella a convertirse en paria. Las maldiciones se hicieron efectivas y, Sulabha, Samudra y el pobre mendigo brahmín se transformaron. Mientras rondaba por la ciudad un

  Imagen de  Gerd Altmann  en  Pixabay   Hace miles de años existió un jefe que se pasaba la vida cazando de tal manera que los bosques repetían el eco de sus jaurías y de sus conchas de caza.  Era un adorador del Subrahmanian, la divinidad del Sur; sus ofrecimientos eran bebidas fuertes y carnes de los animales que caían bajo sus lanzas.  Tenía un hijo llamado el Fuerte y le llevaba siempre consigo en sus excursiones de cacería, y según dicen, le educó como al cachorro de un tigre. Llegó el día en que el jefe envejeció y entregó el mando de su tribu a su hijo.  El Fuerte también se pasaba los días cazando.  Un día, un jabalí que habían aprisionado en sus redes se les escapó a los cazadores.  El Fuerte, acompañado de dos de los más valientes de la tribu, salió en persecución de la res huida, y después de una marcha fatigosísima, alcanzaron al jabalí.  El Fuerte, de un solo lanzazo mató al animal, y se propusieron descansar en el mismo sitio donde lo habían matado, después de asar la pa

Imagen de  Bank J  en  Pixabay Durante treinta y seis años gobernaron los pandavas en la India; pero llegó el día en que cedieron el poder a sus sucesores, y ellos, acompañados por la reina Draupadi, se pusieron en camino para su último viaje, el más largo y penoso de todos los que habían emprendido, ya que mediante este se alcanza el reino eterno. A pesar de la grandeza de los hermanos Pandava, no hubo más que uno capaz de aguantar las pruebas a que fueron sometidos en el camino antes de llegar a la tierra de la felicidad.  Yudhishthira era el único predestinado a llegar al cielo con su propia materia; es decir, con su propia persona.  Los otros, incluso Arjuna, cayeron por el camino desvanecidos y murieron.  Yudhishthira siguió solo, acompañado por un perro  que no le quería abandonar y que se había decidido ser su escolta. Cuando iba por su camino solitario, de repente oyó un trueno horrible y se presentó el dios Indra montado en su carroza.  Había ido hasta allí para

Imagen de  Hans Benn  en  Pixabay   Rishi Lomas fue a meditar al  Infinito, en las cuevas de la montaña Brahma-Parvati, desde donde veía un maravilloso lago, con magníficos gansos, patos y otras aves marinas que nadaban y emitían hermosos sonidos.  Jóvenes y encantadoras doncellas se salpicaban con agua.  En el centro del lago había un precioso loto azul en flor.  El lago estaba rodeado por frondosas arboledas, y Rishi Lomas observó que todos los árboles tenían forma de dioses y las enredaderas que los envolvían eran las diosas.  Rishi se encaminó hacia el lago y encontró un lugar que llamaba a la meditación en la orilla occidental.   Controlando todos sus sentidos, Rishi dedicó su penitencia al Señor Shiva.  Rishi Lomas recibió enseñanzas especiales de Shiva y realmente entendió la existencia de dios.  Algunas veces veía al Señor Shiva y a Parvati sentados en una isla flotante en el centro del lago, disfrutando de un juego divino. También veía al Señor Shiva nav

Imagen de  kmarius  en  Pixabay   La hermosa ninfa Ghitatchya había conseguido atraer con sus encantos al invulnerable y poderoso rey Kusanabha, con el que había tenido cien hijas gemelas.  Las niñas, creciendo en edad y atractivos, llegaron a ser las más bellas de la tierra. Estas maravillosas princesas coronadas de guirnaldas de flores y radiantes de juventud y hermosura jugueteaban alegres, entre risas y dulces canciones en los fantásticos jardines de su dorado palacio. El Viento las vio un día, y siendo igualmente bellas todas las hermanas, se enamoró perdidamente de las cien princesas, ofreciéndoles su profundo amor y proponiendo desposarse con todas ellas.  Pero fue rechazado por las doncellas, entre risas y burlas, contestando que aceptarían al esposo que quisiera imponerlas su padre y su rey. Irritado el Viento ante la negativa forzó a las hermanas princesas y con loco furor, tronchó sus esbeltos talles y las dejó encogidas y deformadas. Llorosas y entristecidas

Imagen de  Tanuj Handa  en  Pixabay Bhisma, el gran guerrero, era el guardián imperial de la casa de los kurus.  Bhisma hizo la promesa de que jamás se casaría con nadie ni tampoco se sentaría en el trono que le pertenecía.  Este voto lo hizo para que su padre se pudiese casar con una pescadora llamada Satyavati, a la cual amaba mucho.   Cuando su padre murió, colocó en el trono a su hermano Vichitravirya, y pensando qe podría encontrar mujeres que fuesen dignas esposas de su hermano, llegó a sus oídos el  torneo que el rey de Benarés había propuesto para que sus hijas se pudiesen casar con el guerrero más famoso del Imperio.  Estas tres hijas del rey de Benarés se llamaban Amba, Ambika y Ambalika.  Nadie podía decir cuál de las tres era la más hermosa. Bhisma decidió presentarse en persona en ese torneo y traerse a las jóvenes y, disfrazado de noble, se dirigió a la corte de Benarés con el fin de conquistar el título de vencedor. Lo que nadie sabía es que Amba, la hermana mayor