EL DRAGÓN #leyenda #españa #paisvasco #valor

Imagen de Sergei Tokmakov Terms.Law en Pixabay 

En las cercanías de un pueblo, en una gran sima, se guarecía un dragón de siete cabezas, que tenía atemorizada la comarca; devoraba todo cuanto encontraba, hombres y ganados, y nadie se atrevía a transitar por aquellos caminos de muerte.  Todas las familias del pueblo guardaban luto por su causa.

Angustiados, los vecinos se reunieron con el propósito de buscar una solución a tan grave mal.  Lo mejor hubiera sido matar al dragón, pero ¿ quién se hubiera atrevido a matarlo?.  Todo el que lo había intentado había muerto.  Por fin decidieron hacer un contrato con el dragón y entregarle cada año una doncella del pueblo, con la condición de dejar en paz a los demás habitantes.  El dragón aceptó.

Todos los años sorteaban entre los vecinos, a qué joven doncella le correspondía ser entregada al dragón.  Se la llevaba cerca de la sima, se la dejaba atada a un árbol, y el dragón la devoraba.  Aquel año le correspondió a la hija del rey.  El noble padre, angustiado, prometió que el que librase a su hija del dragón, se casaría con ella y heredaría su reino. 

Llegado el día, ataron a un árbol a la hija del rey y la abandonaron a su suerte.  El padre estaba desesperado; ningún voluntario se había presentado a matar al dragón.  La muchacha lloraba, horrorizada.  Poco le faltaba para que el dragón apareciese, cuando llegó un pastor con un enorme perro y preguntó a la joven la causa de estar allí atada.  La muchacha le contó su infortunio, y el pastor espero a su lado.

Con gran estrépito llegó el dragón.  El pastor le lanzo su perro, que, echándole la presa, le dejó inmóvil, mientras él, con todo valor, pudo darle muerte.  Soltó enseguida a la muchacha.

Los criados del rey, que estaban subidos a unos árboles cercanos, se acercaron rápidamente, y uno de ellos vistió con siete sayas a su señora y cortó las siete cabezas del dragón.  El pastor pudo arrancar la lengua a cada una de las cabezas y cortar un pedacito de cada una de las sayas de la hija del rey.

Éste dio una gran fiesta para celebrar la salvación de su hija y la muerte del dragón.  A la cabecera del banquete estaban el rey, su hija y el prometido de ésta, que era el que cortó las siete cabezas.

Al final, apareció el pastor con el perro.  Los criados querían echarle.  Se acercó al rey diciendo que él había matado al dragón.  El novio oficial protestó enérgicamente, demostrando que él era el matador, al enseñar las siete cabezas.

El pastor interrumpió: "Pero esas cabezas no tienen legua".  Admirado quedó el rey al comprobarlo.  El pastor sacó las siete lenguas y los siete trocitos de las sayas, convenciendo así a todos de que el héroe que había matado al dragón era él.  La hija del rey le reconoció por su salvador, y se fijó la boda, que fue celebrada en poco tiempo, con todo lujo y esplendor.