SOUDOMA #LEYENDA #RUSIA #mentira #destrución

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Soudoma es el nombre de un riachuelo de la comarca de Pokhorov que separa dos altísimos montes.

En uno de ellos estaba enclavada antiguamente la pequeña ciudad de Vychgorod.  En la cumbre del otro se reunían los eslavos, hace muchos siglos, para resolver las cuestiones de justicia.  Sobre este monte pendía una larga cadena, que según creencia popular, bajaba del cielo.  La persona que tuviera razón len cualquier litigio alcanzaba la cadena con la mano con  toda facilidad.  Cuando pretendía hacerlo el culpable lo falsario, la cadena subía hacia el cielo y eran inútiles todos los esfuerzos que éste hiciera para asirla.

Esta cadena desapareció, porque en cierta ocasión y valiéndose de un engaño, la alcanzó un culpable.

Un hombre había pedido prestado a otro una gran suma de dinero.  Cuando el primero le reclamó el pago, negó el otro la deuda.

El acreedor recurrió a la Justicia y, como de costumbre, tuvieron que subir, acompañados de testigos, al monte de Soudoma para hacer la prueba de la cadena.  Tocó primero al acreedor, quien levantó el brazo y alcanzó la cadena, que había quedado inmóvil, porque el hombre llevaba razón.  Cuando llegó la vez al deudor, éste entregó a su adversario, para que lo sostuviera mientras él levantaba los brazos, un bastón que había llevado para subir al monte.  Éste lo tomó con la mayor buena fe.  El deudor, entonces, levantó el brazo y alcanzó la cadena con la misma facilidad que el otro.  Los testigos se extrañaron; pero se extrañaron mucho más cuando vieron que al devolver el acreedor el bastón al que le debía el dinero la cadena empezó a subir.  Nadie podía explicarse este extraño fenómeno, hasta que el culpable confesó que en el interior del bastón que había entregado a su acreedor iba escondida la cantidad que aquel le había prestado, pues se había valido de este engaño para poder alcanzar la cadena.

Todos esperaron que al descubrirse la verdad la cadena bajaría otra vez; pero fue en vano.  La cadena no ha bajado nunca más y los eslavos no han podido servirse de ella para descubrir la verdad en los litigios.