LA DULERA DE MARBORÉ #leyendas #aragon
Érase una vez una ancianica muy pobre que vivía en el barrio de arriba, en Esmorés, ella solita, sin otra compañía que sus recuerdos de días ya muy lejanos y sin otros medios de vida que las cuatro perras que trabajosamente se ganaba llevando a pastar la dula, es decir las vacas del lugar que no subían al puerto. Había que verla con su palo de boj, sus albarcas gastadas, su sempiterno pañuelo sujetando la cabeza, defendiéndola del aire y el sol, y su exigua alforja con un corrusco de pan y un trozo de queso que ella misma se hacía cuando le regalaban alguna jarrita de leche. Aquella mañana de verano había madrugado más que de costumbre: las vacas apenas encontraban nada en el circo de Pineta y los prados de Lalarri ya los habían repasado otros rebaños. Había que subir hasta Marboré en busca de la jugosa yerba que solamente se daba en su tasca. Allí se quedaría unos días hasta que aflojase la calor. Dormiría en la casucha refugio, bebería agua del arroyuelo y rezaría y cantaría. Aún