ESCILA Y CARIBDIS #leyenda #grecia #amor #venganza #magia
Hace muchísimos años ni siquiera existía el mar. Pero con el paso de las eras geológicas, una fractura agrietó el tejido rocoso y Sicilia se convirtió en una isla. Las aguas del estrecho eran tranquilas y reservaban pocas sorpresas a los navegantes que se aventuraban por allí.
Sin embargo, un día llegaron Escila y Caribdis y la vida en aquellas aguas cambió.
Todo empezó una mañana de primavera a orillas de Beocia. Glauco, un humilde pescador que vivía a orillas del mar, había capturado un buen número de peces, pero mientras arrastraba la barca hacia la arena un movimiento brusco volcó la cesta donde había colocado toda la pesca. Corrió a recogerla y vio que los peces que estaban muertos desde hacía horas se habían puesto a nadar rápidamente hacia el mar. Cogió uno y otro y otro más, pero a pesar de sus esfuerzos no pudo impedir que la mayoría de ellos regresara a las aguas del golfo.
Glauco pensó y recordó que su cesto se había volcado sobre un matojo de hierbas que crecía en la playa. Recogió algunos tallos, los anudó, los ablandó con los dedos y losprobó. ¡Ojalá no lo hubiera hecho nunca! Empezó a moverse como un pez y su cuerpo se transformó por completo. Sus piernas se soldaron entre sí y se convirtieron en la cola de un animal marino, su pecho se cubrió de grandes escamas, sus manos se convirtieron en espinas y sus cabellos en algas. Después, sintió necesidad de ir al agua yse zambulló. Nadó mucho y así llegó a la isla de Delos, a una gruta submarina que se abriía en una de sus laderas rocosas.
Los dioses le dieron la bienvenida y lo transformaron en un dios inmortal. Un día, mientras nadaba entre las olas, Glauco vio a Escila, una bellísima divinidad marina, y se enamoró de inmediato . Se acercó a ella y le pidió que se casara con él. Pero él era tan feo, con el cuerpo recubierto de escamas y los cabellos de algas, lque la ninfa sintió miedo y huyó. Glauco corrió tras ella intentando calmarla, pero el sonido de sus palabras resonaba en los oídos de Escila como el horrible rugido de un mostruo.
Glauco pensó en recurrir a las artes de una maga le vio, sintió un violento deseo de poseer a aquel ser mitad hombre, mitad pez y le declaró su amor. Glauco le respondió con sinceridad.
-Se buena, oh maga. Yo amo a Escila y precisamente he venido a pedirte ayuda para seducirla.
Circe se enfureció al principio, pero tras reflexionar unos instantes se calmó.
-De acuerdo, te prepararé una pócima de amor.. Seguro que Escila no podrá resistirse -dijo Circe.
Circe se retiró a la estancia donde preparaba sus hechizos. Cogió agua de un torrente celeste y la pasó por un filtro de oro que retuvo las impurezas y las mezcló con la vacuidad de su ardiente aliento. Esperó al alba y lo amasó todo con algunas gotas del rocío. Por último, puso a hervir el agua, las impurezas y el rocío sobre un fuego vivo de ramas de arce. Tras muchas horas, obtuvo un líquido que entregó a Glauco.
-Aquí lo tienes. Vierte este líquido mágico en el agua donde suele bañarse y verás que Escila será tuya -Circe pronunció estas palabras.
Al alba del día siguiente, Glauco vertió el líquido mágico en la pequeña ensenada de mar preferida por Escila y la esperó. Cuando el sol estaba alto en el horizonte, llegó Escila. Levantó los cabellos de la nuca y dejó que las olas mecieran sus tobillos. Después se sumergió por completo y, de repente, fue como si en ese tranquilo rincón del mar aparecieran todos los vientos y todas las tormentas. Cuando las olas dejaron de ser grises y embarradas y volvieron a ser claras y transparentes, en lugar de la hermosísima Escila, apareció un monstruo horrible. Era la venganza de Circe por el rechazo de Glauco.
Escila pasó a tener doce patas de perro; de su cuerpo retorcido se agitaban en todas las direcciones seis largos cuellos de serpiente coronados por seis cabezas horribles. Se sumergió en el mar nadando desordenadamente hacia la lejana Sicilia. En el estrecho se escondió entre las rocas y se convirtió en una terrible amenaza para los navegantes.
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