LOS PECES VOLADORES #micronesia #leyendas #pesca
Hace mucho tiempo, los hombres no sabían cómo capturar los peces voladores. Lanzaban las redes a los que salían fuera del agua e intentaban capturarlos con las flechas.
Un día, el jefe de la tribu de pescadores fue a visitar a su hijo, que vivía en la isla vecina. Preparó su piragua, tomó las provisiones de agua y víveres necesarios, La estera para dormir, y el apoyacabezas. Zarpó cuando el viento y las corrientes eran favorables. Tanto la ida como la vuelta fueron tranquilas.
Cuando regresó a casa vio que había perdido su magnífico apoyacabezas. Sin duda, se le había caído al mar. Estaba engarzado con nácar y el viejo decidió salir a buscarlo. Era de noche pero zarpó con su piragua tras haber hecho acopio de suficientes antorchas.
Encendió una en cuanto se adentró en el mar y, mientras el viento impulsaba suavemente la canoa, empezó a mirar las olas de alrededor. La luz de la antorcha atrajo a una infinidad de peces voladores. Estaban por todas partes y se movían ruidosamente como si fueran un gran enjambre de avispas. Algunos saltaban a la barca y otros, al tropezarse con la vela, caían dentro.
Entonces le viejo jefe tomó la red pequeña, la lanzó al agua y la cerró con un gesto seco. Así pudo capturar una gran cantidad de peces voladores. Pero además, cuando vació el contenido de la red en el fondo de la piragua descubrió entre aquel remolino de animales, su precioso apoyacabezas.
A su regreso, todos estaban sorprendidos de ver aquella cantidad de peces voladores.
-¿Cómo has conseguido pescarlos? -le preguntaron.
-Que se reúna el pueblo. Os explicaré cómo lo hice.
Una vez toda la gente estuvo reunida, el viejo les explicó que la luz había atraído a los peces voladores y les enseñó a preparar antorchas con fibra de coco. Después les contó cómo tenían que lanzar la red pequeña.
Todos los hombres salieron al mar y volvieron con una gran cantidad de peces voladores. Y así fue cómo los habitantes de la isla aprendieron a pescar peces voladores.
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