LA VIEJA Y SUS DOS SIRVIENTAS #jean_de_la_fontaine #fabula #mejorar #empeorar
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Era una vieja que tenía dos domésticas. Hilaban tan bien que las Parcas se les quedaban atrás. La Vieja no pensaba más que en dar trabajo a sus sirvientas.
Desde que despuntaba la aurora por el rosado Oriente, se ponían en movimiento ruecas, husos y devanaderas; y ya no había tregua ni descanso. Apenas cantaba el gallo, nuestra buena Vieja, tan vigilante como él, se echaba encima un jubón mugriento, encendía una lamparilla, y corría al fementido lecho donde dormían a todo dormir las míseras hilanderas.
Entreabría un ojo la una, alargaba un brazo la otra, y ambas malhumoradas decían entre dientes: "tú la pagarás, gallo maldito.
Como lo dijeron lo hicieron; atraparon al matutino despertador, y le cortaron el cuello. Pero aquel asesinato no mejoró su suerte. Apenas se habían acostado, la Vieja suspicaz, temiendo que se le pasase la hora, corría como un duende, por toda la casa.
Así sucede muchas veces. Por salir de un mal paso, nos enfrascamos en él más.
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