LOS ESTUDIANTES Y EL ALMA EN PENA #Leyenda #España #Nochedeánimas #conciencia #justicia #navidad
Cuatro estudiantes amigos se reunieron para marchar juntos a Salamanca, en cuya célebre Universidad debían cursar sus estudios. Partieron de sus casas, el día de San Andrés, y despidiéndose gozosos de sus familiares, emprendieron el viaje a la famosa ciudad, llegando a ella el día de Navidad. Por el camino iban pensando dónde se hospedarían, ya que los cuatro amigos no querían separarse, y como todos los mesones estaban llenos de estudiantes, posiblemente no encontrarían sitio para estar juntos los cuatro.
A la entrada de la ciudad encontraron a una mujer, que les preguntó:
-¿A dónde van los cristianos?
Ellos respondieron que en busca de un mesón donde pudieran hospedarse los cuatro a la vez. La mujer les brindó su casa, que era espaciosa, donde podían estar bien atendidos por ella, que sabía preparar muy buenas comidas.
Los estudiantes aceptaron y se dejaron guiar por la mujer, que les enseñó su casa, que era, en verdad amplia y bien ventilada, rodeada de una huerta. Les pareció bien a los muchachos, se quedaron allí de huéspedes. La mujer se creyó en la obligación de advertirles que en aquella casa se oían ruidos extraños , que decían ser de almas en pena. Ellos pidieron un candil, y con él en la mano registraron toda la casa, mirando por todos los rincones; pero nada encontraron, y así, dijeron a la mujer que les preparara enseguida la cena y la cama para acostarse, pues estaban muy cansados del viaje.
Pronto estuvieron acostados y profundamente dormidos los cuatro amigos en la misma habitación. Pero a medianoche se despertaron sobresaltados por unos ruidos misteriosos, como de cadenas y correr cerrojos, mientras se abrían todas las puertas. Atónitos se quedaron viendo que la de su habitación también estaba abierta. Asustados, comentaban qué podría ser aquello, pero sin atreverse a asomar mucho la cabeza fuera de las sábanas. El más atrevido dijo que debía de ser el diablo, y tirándose de la cama, buscó unas pajas e hizo con ellas una cruz. Todos se persignaron y rezaron para ahuyentar al maligno.
De pronto oyeron una voz que les decía:
-"Yo no soy el diablo, soy el amo de esta casa, que ando penando por ella porque forcé a una niña de dieciocho años, y después de matarla la tiré al pozo de la huerta. Os pido por Dios, cristianos, que la saquéis de allí los huesos y los enterréis en lugar sagrado. Debajo de vuestra cama encontraréis un tesoro escondido por mí; sacadlo, y con él, mandad decir dos mil misas por mi alma. Lo que os quede lo repartis entre vosotros como buenos hermanos.
Se quedaron confundidos, los cuatro estudiantes. Se levantaron al amanecer, bajaron a la puerta y descendieron al fondo del pozo y encontraron el esqueleto de la niña, que sacaron para darle sepultura aunque el delito en ella cometido nunca obtuvo justicia. Después, levantaron el suelo de debajo de la cama y hallaron un inmenso tesoro, que consistía en varias ollas llenas de onzas de oro. Con él mandaron decir las dos mil misas que el alma en pena les había encargado, y el resto se lo repartieron en cuatro partes iguales, y como había una gran fortuna, los hizo ricos para siempre.
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