EL MONO Y LA DIABLESA #origen #pueblo #espiritualidad #compasión #LEYENDA #TIBET
Generalmente el rey Gesar y sus tropas vencían al enemigo, a menudo con artimañas e ingenios y por la fuerza. Volvían a casa con un botín de hierbas medicinales, ganado, joyas mágicas y otros tesoros.
Gesar permite que las tribus vencidas conserven su autonomía, lo que las convierte en aliadas. Este proceso puede considerarse reflejo del proceso político de "tibetización" pues se adopta el budismo tibetano. Buscan inculcar valores deseables, glorificar a los pueblos y su compleja sociedad mediante el triunfo del bien sobre el mal, y revivir el pasado.
ORÍGENES DEL PUEBLO TIBETANO
Hubo una vez un mono mágico, que vivía en una bonita cueva del monte Kongpori, un pico sagrado en el valle del Yarlung en la región central del Tíbet. Como este mono había visitado el elevado reino de los budas y había contactado con Chenrezing, un futuro buda muy compasivo, pasaba el tiempo meditando, mejorando sus habilidades compasivas, pacíficas y de amor y amabilidad.
Un día, su sublime práctica fue interrumpida por una diablesa srinmo de piedra, a quien invadió la lujuria al ver al radiante mono.
El mono se había entregado a la meditación hasta alcanzar la iluminación y no se sintió atraído por la diablesa srinmo de piedra. Ella amenazó con casarse con un violento diablo de piedra y procrear una gran progenie destructiva, que acabaría con muchas vidas humanas si el mono no accedía a sus deseos y la tomaba como esposa.
El mono se vio atrapado. Sabía que podía evitar la gran destrucción, aunque le costaría su devoción. Por su compasión se unió a la diablesa srinmo de piedra y ella le dio seis niños monos de cara roja. Su padre los llevó a un frondoso bosque, lleno de árboles cargados de fruta para que pudieran comer bien y crecer felices. Pero poco después, ya no quedaba comida y los pequeños tuvieron hambre.
Arrobado de compasión por su difícil situación, el mono recurrió a Chenrezig, quien intervino produciendo grano, cebada, arroz y trigo sarraceno. Cuando los niños mono saciaron su apetito, su pelo y cola menguaron, aprendieron a hablar y se hicieron humanos.
Las seis tribus originarias del pueblo tibetano descienden de estos niños.
En realidad, éste es el motivo por el que los tibetanos son espirituales y compasivos, unos rasgos que han heredado de su antepasado mono, emanación de Chenrezig; y su fortaleza y valentía como la diablesa srinmo, emanación de Tara, la protectora budista del Tíbet
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