UAICA Y EL ÁRBOL DEL SUEÑO #selva #sueño #traicion #LEYENDA #MITOLOGÍA #AMAZONIA #BRASIL
Uaica era un cazador de la tribu juruna. Un día, mientras exploraba la selva, topó con un árbol gigantesco que no se parecía a ninguno de los que había visto hasta entonces, y se quedó fascinado con su belleza única, su edad, y con su grandiosidad y majestuosidad.
Uaica reparó también en algo muy peculiar, una pila de animales yacían inmóviles a sus pies. En un primer momento Uaica pensó que los animales dormían, pero al observarlos con mayor detenimiento, vio que estaban muertos. Empezó a sentirse mareado, somnoliento, y temió haber sido víctima de un embrujo y que encontraría el mismo final que los los animales, pero por mucho que lo intentó, no consiguió permanecer despierto.
Sinaa, el jaguar antepasado del pueblo juruna, se apareció en sueños a Uaica y le instruyó en los secretos de la curación y la adivinación. Uaica se despertó alegre y vital, y volvió al lugar donde estaba el árbol en numerosas ocasiones para acceder a ese estado de trance onírico y recibir las enseñanzas del jaguar.
Pero un día Sinaa le dijo a Uaica que nunca más debía regresar al árbol, aunque podía llevarse un trozo de corteza. Al volver a su poblado, Uaica descubrió que bebiendo té preparado con la corteza sagrada podía entrar en el mismo estado onírico y comunicarse con Sinaa.
También descubrió que aquel té especial tenía propiedades curativas y pronto fue conocido por todo el territorio como un gran curandero y héroe cultural.
Los lugareños sentían gran afecto y respeto por Uaica, y creían que debía casarse. Alguien tan bueno y sabio debía tener descendencia, para que sus conocimientos se transmitieran a la siguiente generación. Pero Uaica no fue tan sabio al elegir esposa. No llevaba mucho tiempo casado cuando su esposa le fue infiel y planeó con su amante una conspiración para matarlo.
Una noche, el amante se acercó con sigilo a Uaica por la espalda e intentó asestarle un fuerte golpe en la cabeza con un garrote. Como Uaica albergaba el espíritu de su antepasado jaguar, tenía ojos en la nuca y pudo esquivar la trayectoria del garrote. Sin embargo, éste dejó un agujero inmenso en el suelo y Uaica cayó en él hacia el centro de la tierra. Desapareció y nunca se lo volvió a ver.
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