EL ZAPATERO POBRE #alegría #dinero #leyenda #españa
Un pobre zapatero, vivía en un pueblo con su mujer y siete hijos. Y siempre estaban muy pobres, pero siempre muy contentos. Lo más que ganaba por un remiendo era un real, y había días que lo pasaban sin comer, pero siempre contentos.
Enfrente de ellos vivían un señor y una señora muy ricos a los que nada faltaba pero siempre vivían descontentos. La mujer le decía a su marido:
-Mira la familia de ese pobre zapatero, siempre tan pobre, pero siempre tan contento y felices. Nosotros, que no nos hace falta y tenemos todo lo que queremos, nunca estamos contentos. ¿Sabes que la pobre mujer está otra vez embarazada? Vamos a socorrerlos de tanta pobreza, y cuando dé a luz, apadrinamos al niño.
El marido le dijo que así lo harían. Pasaron unos meses y la mujer dio a luz y ellos le propusieron ser los padrinos del bebé. Cuando lo llevaron a su casa, le llevaron muchos regalos y ricas ropas, estando todos felices y contentos. Ya comenzaron a tratar al zapatero y a su mujer de compadre y comadre. Todo iba muy bien.
Pasado un tiempo, le dijo la mujer a su esposo:
-¿Te parece bien que le demos a ese pobre zapatero, nuestro compadre, una casa y mucho dinero para que salgan de pobres y coman y vistan bien, ya que nosotros tenemos de sobra?
El marido dijo que sí, que le parecía bien. Entonces el rico mando llamar al pobre a su casa con un mozo. El zapatero le dijo a su esposa:
-Oye, mi compadre me ha mandado llamar, y no se para qué.
-¿Para qué te querrá? Pero no tienes más remedio que ir a ver.
Y se fue el zapatero a ver a su compadre el rico, temblando de miedo, sin entender para qué lo llamaban. Una vez llegó le dijo el rico:
-Compadre pase usted. Le he llamado porque hemos pensado mi esposa y yo, darles a ustedes una casa y dinero para que vivan bien usted y su familia, de ahora en adelante.
-¡Por Dios compadre, que nos hace usted un favor muy grande! -contestó el zapatero.
Ya le dio el dinero y le dijo que dejara su zapatería y no trabajara más. Después le puso una casa donde vivirían. Estaban en la casa grande y bonita, tenían mucho dinero. Por la noche el zapatero le decía a sus hijos que cerraran bien las puertas y ventanas para que nadie pudieran entrar y robarles. Por la noche el zapatero no dormía a gusto pensando en que alguien podía robarle el dinero. La madre también andaba diciéndole a sus hijos lo mismo.
Ya no cantaban, ni estaban contentos. Después de un día, ya la esposa le dice a su esposo:
-Oye ¿has visto que ya, no estemos contentos, ahora que tenemos tanto dinero? Andamos siempre diciendo "cierra la puerta", "cierra la ventana", y nadie está contento como antes. Antes, nos acostábamos sin miedo y ahora ni dormimos pensando que alguien pueda entrar y robarnos. Llévale el dinero al compadre y dile que no estamos contentos y que vamos a volver a la casa que teníamos antes.
El zapatero devuelve el dinero a su compadre y le dice:
-Muchas gracias compadre, pero como no estamos acostumbrados a tener tanto dinero, no estamos contentos y queremos volver a la vida que teníamos antes.
-Pero ¿serás necio? Le gusta mejor seguir remendando suelas que vivir en una casa grande con dinero para su familia.
-Si; eso prueba lo necio que son los pobres. De nada sirve socorrerlos. Es que parece que nos gusta ser pobres.
Se enfadaron y ya no se hicieron caso. A los pocos días de aquello, estaban otra vez en su casa y el zapatero estaba canta que te canta, echando remiendos. La esposa y los hijos, todos tan contentos, cantando y riendo.
Se asomó la esposa del rico y dijo a su esposo, muy enfadada:
-Allí están otra vez esos necios, canta que te canta. Trabajando y muy contentos y quizá muerto de hambre.
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