LOS BACABS #LEYENDA #MITOLOGIA #MAYA #historia
Itzamna, el dios supremo e Ixchabel, la diosa de la luna, tuvieron cuatro hijos, conocidos colectivamente como los Bacabs.
Procediendo de unos padres tan elevados, los Bacabs eran deidades muy importantes. Como se creía que la Tierra era plana, la función de los Bacabs era permanecer en cada esquina de la Tierra para sostener las trece capas de cielo, como un dosel.
Con frecuencia se les representa con los brazos en alto, y en ocasiones como jaguares. A los Bacabs se los asocia con los cuatro puntos cardinales, tal y como se ilustra en el Árbol del Mundo maya: el norte (blanco), el sur (amarillo) el este (rojo) y el oeste (negro). El más conocido de los Bacabs es el dios de la lluvia, Chaac (algunos expertos creen que los cuatro Bacabs son cuatro aspectos de un dios: Chaac).
CHAAC, EL DIOS DE LA LLUVIA
La vida no puede existir sin agua y por tanto Chaac, el dios de la lluvia es la más venerada de todas las deidades mayas; su homólogo azteca es Tlaloc. También es conocido como Ah Tzenul ("aquel que da comida a los otros") o Ah Hoya ("aquel que orina").
Chaac era un dios esencialmente benévolo, pero la perpetuidad de su condición divina dependía de que se le ofrecieran rituales y sacrificios. En ocasiones pedía a su pueblo que se abstuviera de comer o de practicar sexo, pero cuando estaba de peor humor, podía ordenar que los ataran y arrojaran al cenote sagrado de Chichén Itzá.
Chaac aparece con diversos rostros y aspectos. Algunas imágenes lo muestran con una nariz en forma de hocico y enrollada, y en ocasiones se representa con escamas o bigotes de gato, o bien con lágrimas b rotando de los ojos. Frecuentemente aparece pintado de azul y empuñando un hacha, que utiliza para crear el relámpago y el trueno.
Chaac está relacionado estrechamente con el dios del maíz, Yum Kaax, y sigue ocupando un lugar destacado en la vida ceremonial de la actual región de Yucatán, en especial, en el comienzo de la estación húmeda. El croar de una rana, que significa la llegada de la lluvia, se interpreta como la voz de Chaac.
GUCUMATZ: LA SERPIENTE EMPLUMADA
Al igual que su homóloga azteca Quetzalcóatl, Gucumatz (o Kutulcan oKukulkan) es el dios del viento; se cree que procede del oeste y lleva consigo todos los secretos del universo. En ocasiones se le representa avanzando por el agua, y bien podría ser otra manifestación del dios supremo Itzamna.
En Chichén Itzá hay un templo magnífico dedicado a Gucumatz. En los equinoccios de primavera y otoño se ve a Gucumatz como una sombra alargada, con forma de serpiente en la escalera del templo.
HURAKÁN: EL DIOS DE LA TORMENTA
Según el libro maya de los orígenes, el Popol Vuh, el dios Hurakán colaboró con Gucumatz en la creación de la tierra, y dio forma a los primeros humanos a partir de barro y madera. Hurakán era un dios severo. Disgustado por haber encontrado a las personas de madera demasiado tediosas y faltas de ingenio, las destruyó con un diluvio. Sin embargo, algunos sobrevivieron y quienes lo hicieron sufrieron un tormento despiadado. Hurakán empleó perros salvajes y monstruos violentos con nombres como "abridor de caras" y "el jaguar que tritura" para aterrar y mutilar a sus desdichados errores. La mayor parte de las personas de madera fueron aniquiladas, pero varias huyeron a cuevas y no se volvió a saber de ellas.
KINICH AHAU: EL DIOS DEL SOL
Kinich Ahau, con su aspecto tanto luminoso como oscuro, es el sol de día, pero por la noche se transforma en el señor jaguar Balam, que merodea por las regiones inferiores del inframundo.
Kinicha Ahau es protector de la ciudad de Izamal, y con el nombre de Ah Xoc Kin, el dios del sol es también patrón de la poesía y la música.
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