PACHACÁMAC Y CON, LUGAR Y SERES SAGRADOS #LEYENDA #HISTORIA #PERÚ #envidia #sacrificio
La ciudad costera de Pachacámac no sólo era un importante centro cultural, sino también un lugar de culto y peregrinar en honor de la deidad homónima, cuyo nombre significa "creador de la tierra" o "el que da vida al mundo".
El complejo de templos y pirámides de Pachacámac (cerca de Lima), levantado en la cumbre de una colina artificial construida con ladrillos de adobe, era una visión imponente. Estos edificios estaban adornados con hermosos murales y frescos y albergaban numerosos tesoros.
El foco principal del enclave era el oráculo de Pachacámac, representado por un ídolo de madera. Los sacerdotes, que habían sido especialmente ordenados, actuaban como médiums entre el peregrino y el oráculo, ya que ningún humano de a pie, era considerado digno de hacerlo, y ni tan siquiera ellos podían mirar al ídolo directamente si éste no estaba cubierto.
Posteriormente, los incas optaron Pachacámac, y quedaron tan impresionados por la grandiosidad del templo que el único cambio que hicieron fue añadir una capilla en honor de su dios del sol, Inti.
Pachacámac, deidad creadora, era hijo del sol y de la luna, y dios de los terremotos y el fuego. Fue venerado por los pueblos de los Andes durante cerca de 1.000 años siendo severo y poderoso. Antes de que Pachacámac existiera, tenía un hermanastro llamado Con que también era hijo del sol, y una deidad imponente en sí misma. Con, llegó del norte y recorrió la tierra; movió montañas y llenó valles para facilitar su viaje.
Creó una tierra fértil y hermosa, pero sintió que estaba solo, de modo que decidió dar vida a algunos humanos para compartir con ellos la tierra y sus abundantes frutos.
Con pronto se sintió defraudado con los humanos que había creado, por considerarlos perezosos e ingratos, por lo que convirtió las exuberantes tierras de cultivo en un desierto yermo y rocoso, haciendo considerablemente más difícil la vida de éstos.
Un día, Pachacámac apareció y deseó para él toda la creación de su hermano. Desafió y venció a Con, y transformó a los humanos en monos. Todas las cosechas se echaron a perder. Pachacámac decidió entonces crear personas a su gusto: un hombre y una mujer, pero como olvidó proporcionarles comida, el hombre murió y la mujer supo que pronto moriría también si no recibía ayuda. Se acercó al sol para suplicársela, y el sol la dejó encinta mediante la fuerza de sus rayos.
Cuando nació su hijo, Pachacámac se volvió extremadamente celoso. Mató al niño; cortó su cuerpo en pedazos y los esparció. Los dientes del pequeño se convirtieron en maíz y sus huesos en la planta de la yuca.
Esta historia parece ser una parábola de la importancia del sacrificio humano, especialmente de niños, para garantizar una cosecha abundante.
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