EL CID CAMPEADOR #españa #leyenda #lealtad #venganza
La historia comienza cuando el rey Alfonso VI exilia a El Cid siguiendo el consejo injusto de sus vasallos, al hacerle jurar, que no tuvo parte en el asesinato de su hermano Sancho, no solo una vez, sino tres veces. Impertérrito, El Cid engaña a los prestamistas para que le entreguen 600 marcos, que utiliza para reunir su propio ejército, con el que derrota a los moros batalla tras batalla.
Tomó Castejón y luego Alcocer, sin dejar de enviar presentes principescos al rey Alfonso quien, convencido por la generosidad y las grandes proezas militares del Cid, lo perdona y para compensar su error anterior, dispone el matrimonio de las dos hijas de El Cid, doña Elvira y doña Sol, con los infantes de Carrión.
Estos jóvenes son cobardes y pérfidos, cualidades que contrastan con la valentía y el heroísmo de El Cid, cuando se escapa el león de compañía de El Cid, los dos hermanos huyen a esconderse. Más adelante durante una batalla, El Cid recibe un informe favorable de su valor, aunque resulta ser falso. En realidad se han ocultado durante el combate. De camino a casa con sus esposas, los infantes de Carrión se alojan en casa del amigo moro de El Cid, Abengalbón. Éste los recibe con hospitalidad y les ofrece caballos y otros presentes. Impresionados por sus riquezas, deciden matarlo y hacerse con ellas. Por fortuna un sirviente que hablaba castellano los oye y Abengalbón los expulsa como castigo.
Las hijas de El Cid se burlan del comportamiento de sus maridos y, como venganza, éstos las apalean hasta dejarlas casi al borde de la muerte y las abandonan. Un primo las encuentra y los hermanos son llevados a juicio y ejecutados. Las hijas vuelven a casarse, esta vez, con los príncipes españoles de Navarra y Aragón.
El Cid murió de una fiebres muy altas en Valencia, estando de batalla contra los musulmanes y perdiendo los cristianos, montaron al Cid en su caballo Babieca, los ataron a la silla y al verlo los musulmanes huyeron aterrorizados, ganando así, su última batalla. Están enterrado junto a su esposa Jimena, en la catedral de Burgos.
Epitafio épico del Cid.

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