EL VIENTO Y LAS CIEN PRINCESAS #ninfa #rechazo #amor #belleza #LEYENDA #INDIA

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La hermosa ninfa Ghitatchya había conseguido atraer con sus encantos al invulnerable y poderoso rey Kusanabha, con el que había tenido cien hijas gemelas.  Las niñas, creciendo en edad y atractivos, llegaron a ser las más bellas de la tierra.

Estas maravillosas princesas coronadas de guirnaldas de flores y radiantes de juventud y hermosura jugueteaban alegres, entre risas y dulces canciones en los fantásticos jardines de su dorado palacio.

El Viento las vio un día, y siendo igualmente bellas todas las hermanas, se enamoró perdidamente de las cien princesas, ofreciéndoles su profundo amor y proponiendo desposarse con todas ellas.  Pero fue rechazado por las doncellas, entre risas y burlas, contestando que aceptarían al esposo que quisiera imponerlas su padre y su rey.

Irritado el Viento ante la negativa forzó a las hermanas princesas y con loco furor, tronchó sus esbeltos talles y las dejó encogidas y deformadas.

Llorosas y entristecidas, acudieron a contar a su padre su lamentable desgracia, y al saber el rey que había sido la furia del Viento la causante de su desdicha, consoló a sus apenadas hijas, aconsejándoles una resignación heroica, digna de unas princesas de su estirpe y les predijo dichas futuras.

Desde entonces ese país se llamó Kanyakoubja o ciudad de las jóvenes jorobadas, en recuerdo de la hazaña del Viento.

Los augurios del rey Kusanabha se cumplieron, y al cabo de unos años el arrogante e invencible rey Brahmadatta vio a las jóvenes y se prendó de ellas, desposándose con todas las hermanas.  El día de la boda fue tocando con su dedo, una tras otra, la joroba de todas las princesas, quedando al instante esbeltas y graciosas, para el momento de la ceremonia. 

Durante toda su vida, llena de juventud y hermosura, cautivaron el ánimo del magnánimo y poderoso rey