LEYENDA DE FAÓN Y SAFO #leyendas #grecia #dolor #olvido #amor
Imagen de Carola68 Die Welt ist bunt...... en Pixabay
Un día estaba Faón junto al embarcadero de la isla, cansado, de las faenas de la jornada, cuando una pobre mendiga, desarrapada y con evidentes muestras de no poder pagarle el viaje, le pidió que la trasbordase al Asia Menor.
El joven no tuvo que pensarlo. Conmovido de los pobres harapos que cubrían su cuerpo, echó mano a los remos, y olvidándose de su cansancio, hizo bogar a su barca con una ligereza asombrosa, y en muy poco tiempo arribaban a la costa de Asia. Al dejar a la mujer en su destino, Faón sacó de su bolsillo la mejor moneda que tenía y se la entregó para que pudiera continuar el viaje. La mendiga le dio en prueba de agradecimiento, un vaso de perfume. El barquero comprendió en aquel momento que aquella mujer era Venus, y perplejo por la extraña presencia de la diosa, le dio más expresivas gracias.
Al regresar a Mitilene produjo el asombro de cuantos le conocían. Las doncellas de la isla quedaron prendadas de su belleza, y sobre todo una de ellas, Safo, de familia rica y noble, se enamoró de Faón, hasta el punto de no poder ocultarlo; lo perseguía continuamente, y con sus requerimientos amorosos procuraba ablandar su corazón;¡, que no manifestaba la más pequeña muestra de cariño hacia ella. Safo no reparaba en los medios, pero no era correspondida por Faón.
No pudiendo soportar más tiempo el dolor que aquellos desprecios le producían, decidió acudir al salto de Léucada, para curarse de su mal. Los enamorados que, para poner fin a sus tormentos, se arrojaban desde el promontorio de la isla de Léucada, saliendo luego de las aguas sin el menor recuerdo de sus males, se preparaban celosamente con sacrificios y ofrecimientos a los dioses.
Venus fue la primera enamorada que probó su efecto, y salió de las aguas curada del tormento que la muerte de Adonis le produjo.
Safo se embarcó en Lesbos, con dirección a Léucada, sin fuerzas, desfallecida por los preparativos, pero con una fe sincera de que a su regreso ya Faón no sería el motivo de su tortura.
El promontorio de Leucades daba entrada en su mismo pie al mar. Allí el agua hervía en un desconcertante remolino. Ningún mortal había salido con suerte de aquel trance; pero Safo quiso probar la suya, y ésta fue la misma que la de sus antecesores. El remolino de agua la enredó entre sus garras, y Safo desapareció para siempre.
Venus fue la primera enamorada que probó su efecto, y salió de las aguas curada del tormento que la muerte de Adonis le produjo.
Safo se embarcó en Lesbos, con dirección a Léucada, sin fuerzas, desfallecida por los preparativos, pero con una fe sincera de que a su regreso ya Faón no sería el motivo de su tortura.
Comentarios
Publicar un comentario