LA BÚSQUEDA DEL GRIAL #leyenda #artúrico #Inglaterra
Antes de que desapareciera Camelot, los caballeros de la Mesa Redonda, habrían de enfrentarse a la gran aventura de la búsqueda del Santo Grial.
El origen de la historia se remonta a mucho más atrás, a los primeros años de reinado de Arturo.
Un caballero impetuoso hirió al guardián del Grial con una lanza sagrada que se guardaba junto a éste. La herida no sanó y por eso las tierras que rodeaban el castillo del Grial se volvieron baldías.
La única persona capaz de sanar la herida era Galaz, el caballero más puro que jamás existió. Fue concebido cuando la hija del convaleciente rey del Grial fue a ver a Lanzarote disfrazada de Ginebra. Años después, dos portentos crearon el marco indicado, una piedra con una espada encajada que flotaba en el río y la que estaba escrita la leyenda :"Ningún hombre me extraerá salvo el mejor caballero del mundo"; y segundo, la llegada de Galaz a Camelot para reclamar la espada y ocupar el último asiento de la Mesa Redonda.
Una noche poco después de que Galaz llegara a Camelot, una gran luz entró en el salón mientras Arturo y sus caballeros estaban sentados a la Mesa Redonda. Flotando sobre sus cabezas vieron el Grial envuelto en ropas blancas unos segundos y luego desapareció dejándolos maravillados.
Sir Galván fue el primero en jurar que desentrañaría el significado de la visión, aunque los demás no tardaron en unírsele. Al día siguiente, Arturo fue testigo del comienzo de la búsqueda del Santo Grial por parte de los hombres que habían hecho realidad sus sueños de caballerías.
Tras muchas aventuras, Lanzarote y Galván se reunieron en el castillo. A Galván se le permitió entrar en la capilla del Grial, pero a Lanzarote, pecador por su amor a Ginebra, se le denegó la entrada. Las acciones de Galván acabaron con la maldición de las tierras baldías que rodeaban el castillo del Grial, que comenzaron a florecer de nuevo.
Tras la partida de los dos caballeros, Boores, Parsifal y Galaz llegaron al castillo y se les permitió la entrada a la capilla del Grial, aunque sólo a Galaz se le permitió beber de él. Con la misma lanza que el caballero utilizó para herir al rey del Grial, Galaz sanó la herida de su abuelo y, tras haber cumplido el papel divino para el que había nacido, murió. Parsifal se quedó en el castillo, se casó con la doncella del Grial y se convirtió en el nuevo rey. Boores fue el único que regresó para informar a Arturo del éxito de la misión.
Parsifal era el sobrino del rey del Grial y había sido criado en el bosque por su madre. La primera vez que los vio, creyó que los caballeros eran ángeles, y cuando descubrió quienes eran, decidió que no descansaría hasta convertirse en uno de ellos, así que partió ataviado con harapos y una pequeña lanza. Por fortuna, su destreza igualaba su sencillez. En Camelot se convirtió en un gran guerrero y recibió la cultura y educación que carecía. Por desgracia, sus nuevas maneras jugaron en su contra en la búsqueda del Grial.
En uno de sus primeros viajes se encuentra con el Grial del castillo, en la procesión que lo porta, pero permanece educadamente calla y no hace la pregunta que habría vuelto a dar vida a las tierras baldías que es el Grial y a quien sirve. Cuando en posteriores aventuras vuelve a encontrarse con el Grial, es mayor y más sabio, sólo entonces ocupa el lugar que le ha sido destinado, el trono del Grial.
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