CÓMO LAS PERSONAS APRENDIERON A NAVEGAR #leyendas #micronesia #navegación
El dios del cielo Aluluei fue a vivir a una isla baja llamada Buennap. Aquí tomó mujer, que le dio tres hijos, dos varones y una hembra.
Un día, mientras la chica estaba bañándose, vio una canoa que se acercaba a la orilla. En ella había tres desconocidos: Valur, dios de los peces; Wering, dios de las aves; y Segur, dios de los navegantes. Ninguno vio a la muchacha y continuaron su camino. La muchacha pensó que podían necesitar algo y, desde lo alto de una palmera de cocos, se lanzó al agua y nadó hacia la canoa.
Al verla, los dioses se preguntaron qué quería.
-Quiero venir con vosotros. Os traigo un coco para calmar vuestra sed -les respondió la muchacha.
-Tráenoslo, pues -respondieron mientras detenían la canoa.
Cuando la muchacha llegó y les ofreció el coco se pusieron a reír.
-Pero... con esto no tenemos ni para uno -ironizaron.
-Probadlo -insistió la muchacha.
Uno de los dioses tomó el coco y empezó a beber el líquido de su interior. Bebió y bebió hasta saciar toda su sed. Miró el coco y vio que seguía lleno de leche y se lo pasó al otro dios. El segundo bebió una gran cantidad de líquido y el tercero hizo lo mismo, mientras que el coco continuaba lleno. Entonces los tres dioses rieron de alegría e invitaron a la muchacha a subir a la embarcación. La muchacha embarcó de un salto y los dioses le enseñaron un mapa hecho de juncos trenzados.
-Esto es un mapa. Te lo regalamos en agradecimiento por haber saciado nuestra sed. Mira, aquí están marcadas todas las islas, los pájaros, los vientos, las corrientes y los peces. Tómalo y llévaselo a tu padre.
La muchacha corrió a mostrarle el mapa a su padre. Y la canoa rápidamente desapareció en el horizonte.
-¿Qué es? No entiendo nada -dijo la muchacha.
Pero el dios del cielo convocó a la población de la isla y les explicó lo que decía el mapa. No todos lo entendieron. Pero los que sí lo hicieron, comprendieron que la ciencia de la navegación había sido transmitida a los seres humanos. Las gentes de Buennap la transmitieron de isla en isla y, finalmente, todos aprendieron a navegar.
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