Translate

VIAJE A LA ISLA DEL SOL #leyendas #nuevaguinea #oceania





En tiempos remotos, en la costa noreste de Nueva Guinea había un pueblo marinero que vivía del comercio con los indígenas de las pequeñas islas del mar de Bismarck.

Un día, una de sus canoas perdió la ruta y se encontró en medio del océano, sin que los marineros supieran qué dirección tomar.  Permanecieron a la deriva hasta que lograron llegar allí donde el horizonte se funde con las olas.  Los marineros miraron a su alrededor, pero no vieron las islas hacia las que se dirigían.  Entonces decidieron proseguir.

Consiguieron ir un poco más allá, pero pronto el mástil de la canoa chocó contra las nubes.  Entonces, cortaron el mástil y lograron seguir avanzando.  Sin embargo, la parte alta de la proa de la canoa también chocó contra las nubes y tuvieron que recortarla.

Siguieron sólo a fuerza de remar y llegaron a una isla que se hallaba justo en el lugar en el que las nubes se sumergen en el océano.

En la playa no había nadie, pero en cuanto los hombres de la canoa se acercaron oyeron un gran zumbido.  Habían llegado a la isla de las moscas que pican.  Como éstas conocían la lengua de los hombres, les invitaron a desembarcar.




-No tenemos ganas de desembarcar.  En esta isla no hay hombres, sino moscas venenosas que quieren devorarnos -respondieron los de la canoa.  Y reanudaron el viaje.

Al cabo de unos días llegaron a otra isla, pero en ésta tampoco había hombres, sólo hormigas.  Como ellas también conocían la lengua de los humanos, les invitaron a descender.  Entonces, los marineros de la canoa se reunieron para debatir.

-No se ven hombres, sino sólo hormigas que podrían devorarnos -dijeron y decidieron continuar navegando.

Pasaron días y semanas sin avistar otra tierra.  Cuando por fin se avistó una isla, se acercaron para desembarcar porque ya no tenían agua ni víveres.  Pero aquella isla también era mágica.  No había ni un hombre, sino sólo ciempiés.  Éstos también les invitaron a descender a tierra, pero los hombres no quisieron porque, una vez más, temieron por su vida.  Así se vieron obligados a continuar.




Navegaron durante todo un día y llegaron a otra pequeña isla.  En esta sólo había dos espíritus.  Un espíritu macho y otro hembra.  No tenían brazos ni piernas, sino sólo cabeza y tronco.  Para desplazarse tenían que rodar como pelotas.  No vivían en una cabaña, sino en una morada subterránea cercana a una gran palmera de coco.

Los hombres de la canoa no vieron a los dos espíritus.  Sólo vieron la palmera.  A pesar de que tenían muchísima hambre, actuaron con prudencia.  Mandaron a la isla a dos de sus hombres y el resto de marineros permaneció en la canoa, listos para cualquier emergencia.




Los dos hombres nadaron hasta la orilla y el más joven trepó al árbol para recoger los cocos.  El ruido de los cocos al caer despertó a los dos espíritus que salieron rápidamente de su escondite para ver qué sucedía. Cuando vieron que unos hombres les estaban robando los cocos, empezaron a devorar al que estaba en el suelo y esperaron a aquél que había trepado a la palmera.

El joven trepador se dio cuenta de todo y trató de buscar algún truco para salvarse.  Después de mucho pensar se le ocurrió una idea.  Recogió otros seis cocos de la palmera y los ató de dos en dos.  Después, se colgó un par en el hombro izquierdo, otro par, en el derecho y, el tercer par, lo mantuvo asido entre los dientes.  Armado de esta forma descendió del árbol y se dirigió a la playa.

De inmediato, los dos espíritus le vieron e intentaron morderle las piernas.  El joven lanzó los cocos que llevaba sobre los hombros en dos direcciones opuestas y, mientras los espíritus rodaban para comérselos, consiguió escapar con el par de cocos que tenía entre los dientes.  Alcanzó la barca a nado y pudo entregar a sus compañeros al menos dos cocos.  No era mucho, pero estuvieron contentos.  Volvieron a zarpar.




Al alba del día siguientes llegaron a una isla donde vivía el Sol.  Éste vivía con sus dos mujeres y todos sus hijos.  Cuando descubrió la llegada de los extranjeros, los reunió a todos.

-Ésa es una canoa con hombres.  Hijos, corred a la orilla para ayudarles a desembarcar.  Vosotras preparar comida porque estarán hambrientos -añadió a las dos mujeres.

Mientras se apresuraban a cumplir sus órdenes, él se dirigió a su cabaña y se puso los símbolos sagrados: un sombrero de cañas y moluscos en la cabeza y un manto de plumas de ave del paraíso.

En cuanto los hombres le vieron sintieron mucho miedo, pero el Sol era bueno.

-Coged lo que necesitéis y venid a mi casa a comer -les dijo para tranquilizarles.

Aquella isla era tan agradable que los hombres de la canoa prolongaron aquella estancia tan feliz durante mucho tiempo.  Había comida en abundancia y grandes palmeras, a cuya sombra era un placer descansar mirando a los hijos del Sol mientras jugaban tras los corales blancos.




En el pueblo de donde procedían, sus familias estaban desesperadas.  Las mujeres lloraban y sus hijos estaban intranquilos, pues el tiempo fue pasando y los hombres no regresaban.  Sin embargo, una de las mujeres murió de tristeza y su espíritu vagó hasta llegar a la isla del Sol. Una noche encontró a aquel que había sido su marido.

-¿Cómo has llegado hasta aquí? -le preguntó el hombre.

-Me enviaron aquí y por eso vine -respondió la mujer.

-¿Quién te envió?

-La muerte -le informó el espíritu de la mujer.

-¿O sea que sólo eres un espíritu? -le increpó el hombre, muy sorprendido.

-Si.  Estuvimos esperando vuestro regreso.  Una noche vinieron los hombres del pueblo vecino y nos llevaron con ellos.  Uno de ellos me tomó por esposa, pero puesto que no le satisfacía, me mató sirviéndose de un sortilegio y por eso estoy aquí.




-Yo te amo -dijo el hombre.

-Yo también.  Pero no puedes tomarme porque soy un espíritu -respondió la mujer.

Entonces, los dos empezaron a llorar.  La mujer lloraba porque ahora estaba sin marido y él porque ya no tenía esposa.  Sus llantos despertaron al Sol,  quien conmovido por el drama, decidió reunir a todos los hombres de la canoa.

-He decidido que volváis a vuestro pueblo -les dijo.

El Sol pronunció un hechizo y los hombres cayeron en un sueño profundo.  Cuando se despertaron, la canoa había encallado justo delante de su pueblo.

En cuanto conocieron la noticia del retorno, las mujeres abandonaron a sus nuevos maridos, y volvieron a vivir con los que habían desaparecido.

El hombre cuya mujer había sido asesinada se quedó solo y se sentía muy triste.  Entonces el Sol se conmovió una vez más, y, para premiarle por tanta fidelidad, decidió convertirle en un rayo de su cabeza resplandeciente.











Comentarios

Entradas populares de este blog

LA INDIA EMBIJADA (PINTADA) #leyendas #colombia #traición #castigo

LA LEYENDA DE KNOCKFIERNA. #leyenda #irlanda #intriga #curiosidad

LEYENDA DEL ALGARROBO #diablo #Leyenda #España #valencia

EL CERRO QUE LLORA PLATA #leyenda #peru #inca #fidelidad

EL TESORO DEL CASTRO DE ALTAMIRA #discrección #leyenda #asturias

LA PENITENCIA DEL OBISPO ACUÑA #recinto #sagrado #procesion #Leyenda #España #Toledo

JUANITO MALASTRAMPAS #picaresca #leyenda #españa

LA MADALETA #maldita #leyenda #aragon #huesca #españa

LA GAITA QUE HACÍA A TODOS BAILAR #leyenda #españa #magia #justicia

LA AVENTURA DEL GIGANTE DEL MONTE SAN MIGUEL #leyendas #inglaterra #reyarturo #aventura