LA CREACIÓN DEL HOMBRE #LEYENDA #MESOPOTAMIA #utilizar #creacion #trabajo
Los dioses jóvenes celebraron la derrota de Tiamat y la creación del cielo y la tierra. Su entusiasmo decayó en cuanto descubrieron que sus diversas tareas conllevaban mucho esfuerzo, pues no les gustaba trabajar. Los dioses de la tierra y el aire se llevaron la peor parte, ya que tenían que cavar cauces de ríos y canales de navegación, plantar y cosechar para alimentar a los dioses. Se quejaron con amargura de estas cargas al principal dios del cielo, Anu (An) y al gran panteón de dioses mayores. La jerarquía divina necesitaba una base más amplia.
Ea (Enki), dios de los conjuros mágicos, con la ayuda de una diosa madre, modeló unas figurillas de arcilla para que trabajaran en su lugar. Como castigo a su papel en la gran guerra entre los dioses, Kingu, general de Tiamat, tuvo que sacrificarse y suministrar la fuerza vital para la raza de esclavos de los dioses. Así, Marduk le dio muerte y la sangre de Kingu se usó para insuflar vida a las figuras de arcilla.
Los humanos fueron los juguetes mortales de los inmortales dioses, aparentemente valiosos sólo por el trabajo que podían realizar.
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