LA GRAN INUNDACIÓN #Leyenda #China #inundación #renacer
Durante el reinado del sabio rey Yao, Tiandi, el dios supremo del cielo, envió a la Tierra un terrible diluvio para castigar a la humanidad por sus pecados. Las aguas anegaron los campos y pueblos, y sus habitantes tuvieron que buscar refugio en lo alto de las montañas. Allí, en competencia con los animales salvajes por conseguir comida y abrigo, sufrían horrores.
De todos los dioses del firmamento, sólo uno, llamado Gun, se apiadó del padecimiento de los humanos. Gun creyó que el castigo impuesto era demasiado severo y abogó ante el dios supremo del cielo para que lo levantara. Pero sus insistentes ruegos a Tiandi fueron completamente en vano.
Un día, mientras se devanaba los sesos tratando de encontrar el medio de controlar las aguas, Gun se encontró con una lechuza y una tortuga. Cuando les contó su problema, la lechuza y la tortuga le aconsejaron: "Tiandi posee una sustancia mágica que parece un vulgar terrón de arcilla. Si consigues hacerte con un poco de esa materia y la arrojas al agua, se hinchará y crecerá dentro de ella hasta formar unas barreras enormes que contendrán la inundación."
Tan decidido estaba Gun a salvar a la humanidad, que se las arregló para superar todos los obstáculos y obtener un poco de aquella arcilla mágica.
Bajó enseguida a la tierra y arrojó una pizca a las aguas. De pronto, la arcilla empezó a hincharse y moverse bajo la superficie, y antes de pasar mucho rato pudieron ya verse cimas de cordilleras y montañas. Estas formaciones contuvieron las aguas y las secaron por completo.
La gente, sorprendida y agradecida, danzó y cantó en honor de Gun. Pero Tiandi se puso furioso cuando descubrió lo que gun había hecho y mandó a la tierra al dios del fuego Zhurong para vengarse. Éste dio muerte a Gun y se llevó al cielo lo que quedaba de la arcilla mágica, con lo cual las aguas anegaron el mundo otra vez.
Aunque Gun había muerto, su espíritu se negaba a perecer porque aún no había cumplido su tarea. Dentro de su cuerpo, que no se descomponía, surgió una vida nueva. Tres años más tarde, durante los cuales los hombres afligidos habían velado el cuerpo de su salvador, Tiandi envió a un dios con una espada para destruir aquellos restos. Pero en cuanto la hoja cortó el cuerpo, salió de su interior un dragón. La bestia no era otra que el Gran Yu, el hijo de Gun, que aceptó la misión inacabada de su padre y finalmente consiguió controlar las aguas. Luego el propio Gun se convirtió en un dragón amarillo y se fue a vivir a las profundidades del mar.
Comentarios
Publicar un comentario