EL ESPÍRITU MALVADO #brasil #america #tsunami
En un tiempo muy remoto, los indios construyeron en el mar un gran dique con cañas. Lo dejaron durante muchos días y, después, un hombre fue a comprobar si había peces. En su lugar, halló al espíritu del océano que había quedado atrapado.
Puesto que no había visto nunca a ninguno y no sabía si era bueno o malo, le disparó una flecha. Naturalmente, como se trataba de un espíritu, la flecha lo atravesó por completo sin herirlo. Pero el espíritu se ofendió y con un gesto ordenó que las aguas crecieran.
Así, en medio de un gran fragor, el mar inundó la tierra. El hombre se puso a correr delante de las aguas, gritando a los demás indios.
-Corred, el mar está subiendo.
Más tarde, el hombre llegó al pueblo y les contó lo que estaba sucediendo. Se precipitó a su cabaña, cogió un tizón ardiente y de nuevo corrió delante de las olas. Pero éstas estaban cada vez más arriba y lo cubrían todo a su paso.
El hombre subió a una montaña, luego a otra y otra. Pero el mar siempre le pisaba los talones. En la inundación murieron pájaros, animales y hombres. Solo ese hombre pudo salvarse porque se había refugiado en la montaña más alta. Desde lo alto, observó la isla y vio que el mar lo había cubierto todo.
Pasaron algunos días. Cuando el agua se detuvo, el hombre calentó una piedra con el fuego que había traído consigo y la lanzó al agua. Se produjo un gran estruendo y el agua se evaporó bajo el efecto del calor. El hombre calentó otras piedras y las lanzó al agua.
Necesitó mucho tiempo, pero consiguió secar toda el agua. Entonces descendió del monte y regresó a su pueblo. Pero allí sólo había muertos y el hombre se sintió solo. Empezó a andar y descubrió las huellas de un ciervo. Lo siguió y llegó junto a un cocotero donde halló una hermosa cervatilla. Como eran los únicos seres vivos, vivieron juntos y tuvieron hijos.
Al principio, eran mitad hombre mitad ciervos, después cada vez se parecieron más a los hombres, hasta que por fin fueron idénticos a ellos. Desde entonces la tierra volvió a estar habitada.
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