EL CAZADOR #leyenda #australia
Imagen de Aino Tuominen en Pixabay
En una tribu australiana había una familia que vivía, como todas, de la caza. Eran tres mujeres y un muchacho, el hijo mayor; el padre había muerto y era el hijo por lo tanto, el encargado de llevar algo de comer a casa. Todos los días salía de casa y siempre volvía con las manos vacías. La madre y las hermanas tenían preparado el fuego; pero era inútil, nunca tenían la suerte de comer un buen canguro, tan de su gusto.
Se indignaban y preguntaban al muchacho:
-¿Pero que haces que no logras traer nada a casa? ¿Es que no intentas siquiera caza alguna cosa?
El joven siempre contestaba que hacía lo que podía, que perseguía a los canguros, pero siempre se le escapaban.
-¿Acaso no me oís gritar cuando sigo a las presas?
-Si -decía su madre- te oímos gritar y pensamos que traerás algo; tenemos el fuego listo para empezar a cocinar enseguida; pero siempre vienes con las manos vacías...¿por qué?
-Mañana os prometo traeros un canguro -respondió el muchacho.
La realidad era que todos los días en vez de cazar, se dedicaba a reunir goma y estaba haciendo un canguro con sus orejas, su hocico y su bolsa., dentro de la cual había puesto un cangurito.
Estaba entusiasmado con su obra de arte y la caza no le interesaba en absoluto.
Al día siguiente, como había prometido llevar un canguro a su madre, cogió su canguro de goma y volvió a su casa. La madre y las hermanas que le vieron venir con tan buena carga, se dispusieron a preparar el fuego, pero grande fue su sorpresa al ver entrar al muchacho con las manos vacías.
-¿Donde está el canguro que traías? -le preguntaron.
-Está allí -contestó, apuntando hacia el camino.
Salieron corriendo en su busca y lo único que encontraron fue un canguro de goma-
-Me dijisteis que queríais un canguro ¡pues aquí lo tenéis No especificasteis si lo queríais de carne y hueso o de goma! -dijo el chico, sonriendo, orgulloso de su obra de arte.
La madre y las hermanas no sonrieron, le dieron una buena paliza y no le dejaron ir más de caza solo, pues se dedicaba a jugar y no las llevaba nada para comer, aunque sabía que estaban muertas de hambre.
Esta es historia se difundió por la tribu y desde entonces los hombres nunca fueron solos de caza, sino acompañados de todas sus mujeres.
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