EL MASTÍN DE SANTA MARÍA #leyenda #mastin #conciencia #españa #aragon
En Santa María de la Nuez tenían un mastín que era de los mejores del país. Se iba a dormir a 50 metros de la entrada o a las afueras del pueblo; y algunas veces habían encontrado lobos muertos, degollados por el perro. Pero tenía un defecto, que a las personas que no conocía si no lo llamaban por su nombre no les dejaba pasar por el camino en el que estaba. Se llamaba "León". Sólo que le dijeran su nombre se apartaba y escondiendo sus dientes, se iba.
Una noche un novio que iba a ver a su media naranja a un pueblo vecino, ya que era de las primeras veces que iba a cortejarla y había que hacerlo de noche, no fuera que la cosa no llegara a más y fuese el comentario y burla del entorno, tenía que pasar por el pueblo de Santa María de la Nuez, yendo a cruzar por el camino en donde estaba el mastín.
Él, muy buen zagal, como no conocía la costumbre, ni sabía como se llamaba el animal, al ver a semejante bicho que se le cruzaba por el noche en el camino enseñándole de esa manera los dientes, no pensó en otra cosa que en sacar la pistola que llevaba, de esas que se cargaban por el caño, y pegarle un tiro, matándolo.
Los vecinos de Santa María al encontrar al perro muerto de un disparo indagaron desesperadamente buscando al culpable sin conseguir resultados. Compraron un segundo perro, que no les salió tan bien, cuando veía a un lobo apretaba el rabo y se escondía dentro de las casas.
El cortejador, como en los pueblos corren rápido las noticias, al enterarse de la estima que en Santa María tenían al mastín que había matado, le remordía la conciencia, y se fue a confesar.
El sacerdote le aconsejó que pagase el animal, pero le dijo que le diese el dinero a él, siendo así un secreto de confesión, que él, lo haría llegar a su destino sin delatar quién se lo había entregado. Lo valoraron en nueve duros que el joven dio al mosén.
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