AQUILES #leyendas #grecia #aventuras #troya #protección
Tetis no estaba dispuesta a aceptar que Aquiles tuviera que morir y por diversos medios intentó dotarlo de inmortalidad. Homero cuenta que sumergió al bebé en el río de Hades, El Estige, pero como tuvo que sujetarlo del talón, este punto quedó desprotegido, por eso Paris pudo matar a Aquiles, con una flecha envenenada.
Los griegos del sur necesitaban la presencia de Aquiles (príncipe del norte) para garantizar el éxito de su expedición, hecho que certifica su fama de combatiente. En La Ilíada casi parece un forastero, con su temple es sobrehumano, su preocupación por el sacrificio, incluido el de seres humanos, supone un salto atrás hacia épocas anteriores, y su tratamiento del cadáver de Héctor fue casi bárbaro, pero los griegos acampados ante las sólidas murallas de Troya nada podían hacer sin Aquiles.
Aquiles y Agamenón no se entendieron. Aquiles consideró que el comandante era arbitrario, sintió que no le agradecía sus servicios como gran guerrero y no estuvo de acuerdo con sus estrategias. Fue tan firme en su oposición a Agamenón que rechazó todos los gestos de reconciliación, incluidas las disculpas del rey y la propuesta de matrimonio con cualquiera de las princesas.
Convencido de que la ira de Aquiles era excesiva, Patroclo vistió la armadura de su enfurruñado amante y se dispuso a ayudar a los griegos. Sin embargo, en el instante del triunfo Patroclo murió a manos de Héctor, el hijo más valiente del rey Troyano Príamo.
Al enterarse de la noticia de la muerte de Patroclo, los remordimientos carcomieron a Aquiles. Cuando Tetis fue a llorar a su lado, el héroe dijo a su madre que anhelaba la muerte. Juró matar a Héctor y vengar a Patroclo. Su destino estaba sellado. Ataviado con una armadura nueva que el dios herrero Hefesto confeccionó a petición de Tetis, Aquiles fue al encuentro de Héctor, que resistió después de pedir que, en caso de morir, su cadáver fuera devuelto a Príamo Enloquecido de ira, Aquiles mató a Héctor, deshonró su cuerpo y durante doce días arrastró el cadáver mutilado en su carro, dando vueltas y más vueltas en torno a la tumba de Patroclo.
Convencido de que la ira de Aquiles era excesiva, Patroclo vistió la armadura de su enfurruñado amante y se dispuso a ayudar a los griegos. Sin embargo, en el instante del triunfo Patroclo murió a manos de Héctor, el hijo más valiente del rey Troyano Príamo.
Al enterarse de la noticia de la muerte de Patroclo, los remordimientos carcomieron a Aquiles. Cuando Tetis fue a llorar a su lado, el héroe dijo a su madre que anhelaba la muerte. Juró matar a Héctor y vengar a Patroclo. Su destino estaba sellado. Ataviado con una armadura nueva que el dios herrero Hefesto confeccionó a petición de Tetis, Aquiles fue al encuentro de Héctor, que resistió después de pedir que, en caso de morir, su cadáver fuera devuelto a Príamo Enloquecido de ira, Aquiles mató a Héctor, deshonró su cuerpo y durante doce días arrastró el cadáver mutilado en su carro, dando vueltas y más vueltas en torno a la tumba de Patroclo.
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