ANNUNAKI E IGIGI #dioses #trabajo #diluvio #mortales #leyenda #mesopotamia
Aspu (el agua dulce) está molesto por el ruido que hacen todos sus hijos e intenta suprimirlos, pero Enki descubre el complot, lo sumerge en un sueño y lo mata. Enki tiene un hijo, Marduk, el dios más sublime. Las peleas divinas vuelven a empezar y Tiamat, harto del ruido, también quiere matar a sus hijos. ¡Para ello, crea dragones gigantes que tienen veneno en lugar de sangre, monstruos marinos, eones gigantescos y hombres-escorpiones!
Marduk se propone salvar a todos los dioses. Si vence, reclamará el papel de rey. Armado de una red, cuatro vientos y numerosas armas, sube a un carro tirado por cuatro caballos incansables.
Atrapa a Tiamat, sus dragones y otras criaturas en la red y los mata. Tiamat es aniquilado, Marduk crea el universo con sus monstruosos cuerpos: lo divide en dos y curva una mitad para dar forma al cielo. Hace la Luna con su hígado y dispone la Tierra encima de Apsu (las aguas dulces subterráneas)
Marduk fue festejado por todos los dioses, es reconocido como nuevo jefe. Decide construir un santuario en la Tierra y llamarlo Babilonia "el templo de los grandes dioses".
Los grandes dioses Annunaki repartieron sus territorios. Anu, especialmente adorado en la ciudad de Uruk, ascendió a los cielos; Enlil se quedó en la Tierra como su dominio; y Enki se apropió del Apsu, la extensión de agua dulce que se encuentra bajo tierra. Los Annunaki celebran fiestas y viven sin hacer nada. En efecto, han dejado que los dioses Igigis se encarguen de todo el trabajo. Los Igigis se encargan de todo el trabajo; excavan los lechos de los ríos, colocan las montañas, crean los pantanos, dan forma a la Tierra... Pero tras 2.500 años, los Igigi terminan rebelándose contra el aplastante trabajo que les imponen los Annunaki.
Si los dioses no encuentran una solución, pasarán hambre. Enki propone que inventen nuevas criaturas. Enki toma arcilla y la empapa en la carne y la sangre de un dios sacrificado; así el hombre tendrá una parte de la inteligencia divina. La diosa Nintu coloca entonces un poco de esa pasta en siete moldes para los hombres, en siete más para las mujeres, y espera nueve meses para que nazca la primera generación
Mientras Enlil prepara el diluvio, Enki decide salvar a un hombre: Supersabio. Se le aparece en sueños, y le aconseja construir un barco y embarcar a su familia, las aves, los rebaños domésticos y las manadas de animales de la estepa.
Algunas mujeres no podrán tener hijos y todos los seres humanos morirán de muerte natural tras un cierto número de años de vida.
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