LOS "LABREGOS" #demonio #leyenda #portugal
En la isla de Pico, es costumbre designar a los demonios con el nombre de "labregos". Se cuenta que una vez, en la parroquia de Castello Branco vivía una vieja devota en una casita solitaria, cerca de un arroyo. Esta anciana se sentía dominada por una extremada curiosidad de ver a los "labregos". Era tal su deseo de conocerlos, que a menudo se lo pedía a Dios en sus oraciones.
Una noche, cuando en hora ya avanzada, rezaba, como de costumbre, a la puerta de su casa, llegó un hombre, llevando un bastón y unas alpargatas y le pidió permiso para guardarlas en el interior de la casa. La vieja accedió, complaciente, y el desconocido, después de dejarlas se marcó.
Pasó algún tiempo, y el dueño de las alpargatas no aparecía. La buena mujer no las movió del sitio donde las había dejado. Quiso devolverlas, y contó lo sucedido a las gentes que habitaban los alrededores, pero nadie pudo dar razón de su dueño.
Cuando habían pasado algunos meses, una noche el hombre se presentó de nuevo. Encontró a la anciana rezando, como de costumbre, a la puerta de la casa, y le preguntó donde estaban las alpargatas. La mujer contestó que entrase, y que las encontraría en el mismo lugar donde las había dejado.
El extraño personaje entró a recoger su calzado, y al marcharse de nuevo, dijo:
-Y no volváis a tener deseos de conocer a los "labregos" ni a estar por aquí a horas como éstas.
La mujer, asustada, no supo qué responder.
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