NAPI #leyenda #america #pueblopiesnegros
Dios supremo y deidad creadora de los Pies Negros norteamericanos, Napi (anciano) presenta
otros atributos de un dios timador en sus tratos con la humanidad.
Es una curiosa mezcla de contrastes. Durante la creación del mundo aparece como un padre
celestial, reflexivo y sabio, pero en otros tratos con la humanidad muestra picardía e incluso
rencor.
Los pies negros, las más famosa tribu Algonquina, están convencidos de la inmortalidad de
Napi. Afirman que se ha replegado en las montañas y que se ha comprometido a volver algún
día, mientras ocupa su puesto Natos (dios del sol).
Un pobre indio, en compañía de su esposa y sus dos hijos, sobrevivía a duras penas
alimentándose de raíces y bayas. Una noche el indio tuvo un sueño, durante el cual una voz
le ordenó que consiguiera una telaraña gigantesca y la colocara en la senda de un animal
para atraparlo y comérselo.
El indio obedeció y se alegró al ver que en la tela se habían enredado ciervos y liebres. Su
esposa también se alegro, pero el indio supuso que mientras él se ocupaba de la trampa, ella
se veía con un amante, pues había preparado perfume con corteza de pino. Sin embargo no
dijo nada, y siguió cazando con la telaraña.
Al final decidió enviar a su esposa a que se ocupara de la trampa y, en cuanto ésta partió
preguntó a sus hijos dónde recogía leña su madre. Los niños señalaron un grupo de árboles
secos, donde el indio descubrió un nido de serpientes de cascabel.
Al darse cuenta de que una de las serpientes era el amante de su esposa, el indio quemó
el grupo de árboles secos. Entregó a sus hijos una vara, una piedra y un trozo de musgo
mágicos para que se protegieran de las iras de su madre. Extendió una telaraña a la entrada
de la tienda.
La mujer escapó del humo, regresó corriendo a la tienda y quedó atrapada en la telaraña.
Sólo la cabeza se abrió paso entre los hilos y esta tan retorcida de furia que el marido se la
cortó inmediatamente de un hachazo.
El cuerpo decapitado persiguió al indio, mientras que la cabeza cortada rodaba tras sus hijos.
Uno de los niños arrojó la vara mágica, que se convirtió en un bosque, pero la cabeza siguió
rodando y amenazó con matarlos. El otro chico arrojó la piedra, que se convirtió en montaña,
pero no cerró el paso a la cabeza. Al final arrojaron el trozo de musgo, que se convirtió en
un río. Incapaz de detenerse, la cabeza cayó al agua y se ahogó.
Cuando los niños volvieron a casa, otra tribu había ocupado su tienda y no había rastro de su
padre. El destino del indio, como el del sol, consistía en ser eternamente perseguido a través
del cielo por la luna, su esposa decapitada, que estaba decidida a vengarse. Uno de los
huérfanos era Napi, creador de los Pies Negros.
Los Pies Negros responsabilizaron a la mujer de la introducción de la muerte. Después
de crear al mundo, Napi hizo con arcilla a la primera pareja de seres humanos. Un día se
presentó ante ellos junto al río y la mujer le preguntó: "¿Será siempre igual?". Sorprendido
Napi respondió: "No lo había pensado. Decidámoslo. Lanzaré un trozo de madera al río. Si
flota, las personas volverán a respirar cuatro días después de la muerte. Si se hunde, la
muerte no durará cuatro días, sino toda la eternidad".
Napi arrojó el trozo de madera al río y flotó. Pero la mujer cogió una piedra y dijo: "Ya has
elegido". Después, cuando el hijo de la mujer murió, ésta se dio cuenta de lo que había hecho.
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