TIAMAT #creacion #humanidad #leyenda #mesopotamia
Ea, dios del agua, logró someter a Apsu mediante recursos mágicos, haciéndole caer en un sopor que mantuvo inmóviles las aguas dulces subterráneas, pero carecía de poderes para oponerse a la voluntad de Tiamat.
Tiamat, sin temor, abrió sus fauces para devorarlo. Marduk aprovechó la oportunidad, lanzó una tormenta colosal sobre su boca para que no pudiera cerrarla, disparó una flecha hacia su vientre y resistió. Al final Tiamat pereció y el asesino pudo enfrentarse a los demás adversarios. Aunque intentaron escapar, acabaron atrapados en la red de Marduk. Marduk quitó a Kingu las tablillas del destino, regalo que Tieamat le había hecho por su boda.
Después de derrotar a sus enemigos y salvar a los dioses, Marduk se propuso crear el universo a partir del cuerpo de Tiamat. Le aplastó el cráneo y desmembró sus extremidades, una parte se convirtió en el cielo y la otra en el lecho de las profundidades. De sus ojos agujereados fluyeron los grandes ríos: el Tigris y el Eufrates. Las serpientes monstruosas del ejército de Tiamat se convirtieron en estatuas que decoraron el templo de Ea.
A la asamblea de los dioses sólo le faltaba decidir el destino de Kingu. Declarado culpable de alentar a Tiamat, Kingu fue muerto y Ea utilizó su sangre para crear a los seres humanos, que a partir de ese momento, fueron los esclavos de los dioses. Marduk asignó deberes a todos los dioses y diosas. El primero fue construir la gran ciudad de Babilonia, que se convirtió en su residencia definitiva.
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