OSIRIS #Leyenda #Egipto #muerte #embalsamar
Rey y juez de los muertos del antiguo Egipto. El culto a Osiris se popularizó tanto en el valle del Nilo que
compitió en el de Ra, dios del sol y padre de los faraones.
Se representa a Osiris como un hombre barbudo, de color verde o negro, que lucía la corona del Alto
Egipto y estaba vendado como una momia. En las manos portaba un báculo y un mayal, símbolos
de su poder sobre la muerte, de su naturaleza como dios que muere y renace y de su soberanía sobre
la agricultura. Sus insignias personales también incluían gavillas de cereales situadas una encima de
la otra.
A tenor de que los antiguos egipcios estaban intensamente preocupados por la vida futura, Osiris fue
objeto de una profunda veneración. Llamado rey de la eternidad y regente de la perpetuidad. Su fama
radica en la incalculable ayuda que prestó a los egipcios con los rituales del embalsamiento y la momi-
ficación. Se consideraba que la conservación del cuerpo de los difuntos era fundamental para la
supervivencia de éstos, después de la muerte.
Osiris sucedió a su padre Gerb como gobernante de Egipto cuando éste abdicó. Tomó como esposa
a su hermana Isis. Su primera tarea como gobernante consistió en civilizar a sus súbditos: abolió el
canibalismo, les enseñó a fabricar herramientas agrícolas, a cultivar vides y trigo y a preparar vino y
pan; los instruyó en las artes del tejido y la música e instituyó el culto religioso un sistema legal.
Templo de Isis
Después de civilizar Egipto, Osiris decidió partir y hacer lo mismo en el resto del mundo, dejando que
Isis gobernase en su ausencia. Regresó varios años después y comprobó que todo estaba en orden:
Isis había gobernado bien. Poco tiempo después, su hermano Set, que tenía unos celos terribles hacia
su poder y su éxito, conspiró para matarlo.
Set, invitó a Osiris a un gran banquete en el cual presento un bello cofre. Set declaró que quienquiera
que encajase en el cofre sería su dueño. Se lo ofreció primero a Osiris, que se introdujo en él. Entonces,
Set y el resto de sus cómplices cerraron la tapa y la sellaron con plomo derretido. Durante la noche
trasladaron el cofre y lo arrojaron al río.
El cofre flotó hasta el mar y tiempo después se posó en la base de un tamarisco, en Biblos, Felicia. El
árbol presintió la naturaleza preciosa del contenido del cofre, creció protectoramente a su alrededor y
lo envolvió con su tronco.
Tamarisco
Cuando Malcandre, rey de Biblos, buscó una columna para sustentar el tejado de su palacio, ordenó que
cortaran el gran tronco del tamarisco. Una vez cortado. el árbol despidió el aroma más exquisito que se
pueda imaginar, haciéndolo famoso en todas partes.
En Egipto, Isis lloraba la pérdida de Osiris, y en cuanto oyó la historia del árbol, reconoció su significado
y partió hacia Biblos. Llevó el cofre a Egipto y los escondió en las marismas del delta del Nilo. Abrió la
tapa e intentó devolver la vida al cuerpo de Osiris. Logró mantenerlo vivo lo suficiente para que su
marido la fecundara.
Poco después Set salió a cazar por las marismas y encontró el cofre. Furioso al ver que Osiris seguía
existiendo, cortó el cuerpo en catorce trozos y los dispersó a lo largo de Egipto. Una vez más, Isis buscó
a su marido y, con la colaboración de Nuir (su madre), reunió los fragmentos y resucitó el cuerpo, con
excepción de los genitales, que se perdieron definitivamente.
Según otra versión, Osiris se presentó ante los dioses y desacreditó a Set. Al recuperar la vida, la fama y
el trono, Osiris pudo quedarse en la tierra, pero prefirió convertirse en señor de los muertos en el país
infértil y subterráneo, que los egipcios creían que existía más allá del horizonte de poniente.
Embalsamamiento
Isis organizó los ritos del embalsamamiento de Osiris para su viaje a la tierra de los muertos, instituyendo
el ritual egipcio de enterramiento. Se consideraba que la conservación del cuerpo del difunto era
primordial para la supervivencia después de la muerte.
Se creía que los muertos visitaban a Osiris a fin de pedirle permiso para ingresar en su reino subterráneo
y para garantizar la subsistencia ininterrumpida de sus almas. El corazón de cada suplicante era sopesado
en la balanza del juicio con la pluma de la verdad, acto que tenía lugar en presencia de Osiris y de sus
cuarenta y dos consejeros. Anubis pesaba el corazón y Thot, el escriba divino, consignaba el resultado.
Para obtener el mejor juicio en la corte de Osiris, cada suplicante invocaba hechizos mágicos y protestaba
por su inocencia. En vida, el adorador podía visitar el centro del culto de Osiris en Abydos y dejar
escrita una ofrenda en el templo.
Osiris e Isis se convirtieron en las figuras principales de los llamados "cultos mistéricos" que fueron
tan populares antes del surgimiento del cristianismo en el mundo grecorromano.
Embalsamamiento
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